jueves, 22 de enero de 2009

la paz

El presidente de EE UU, Barack Obama, aseguró ayer estar comprometido con la búsqueda de una paz duradera entre Israel y Palestina y anunció el nombramiento del ex senador George Mitchell como enviado especial para Oriente Próximo. Obama resaltó como objetivo inmediato mantener el actual alto el fuego en la guerra de Gaza y para ello citó dos condiciones: que Hamás acabe sus ataques con misiles contra Israel y que Israel permita la apertura de las fronteras de la franja."Vamos a mandar a la región lo antes posible al enviado especial Mitchell", declaró Obama, que en su segundo día en el ejercicio del poder visitó el Departamento de Estado para manifestar su "total confianza" y "apoyo" a su recién confirmada secretaria de Estado, Hillary Clinton. Quiso dejar claro el presidente que Washington respaldaba y respaldaría siempre el derecho de Israel a defenderse y que no debían tolerarse ataques indiscriminados contra su territorio y su población. "Hamás debe de reconocer el derecho de Israel a existir", dijo Obama. Pero también puntualizó que no se podía "condenar a los palestinos a un mundo sin futuro".
Obama señaló que, en estos momentos, las prioridades son de carácter humanitario y, en ese sentido, declaró su intención de convocar una conferencia de donantes para la ayuda a la reconstrucción y desarrollo de Gaza y el resto del territorio palestino. Mencionó la reconstrucción como una condición esencial para hacer duradera la tregua actual en la franja.
Pero "una paz duradera es más que una tregua", dijo el mandatario, que aseguró que apoyará una solución que pase por la "creación de dos Estados que convivan en paz y seguridad". Obama admitió también que su Administración valora "la iniciativa árabe de paz", diseñada por la Liga Árabe en 2002, porque "contiene aportaciones muy valiosas".
No sólo Oriente Próximo está en el punto de mira urgente de la nueva Administración. Obama también anunció el nombramiento de un representante especial para Afganistán y Pakistán, frente central, en su opinión, en la lucha contra el terrorismo y el extremismo islámico. Richard Holbrooke, el artífice del acuerdo de paz en los Balcanes, ha sido el hombre elegido para desempeñar tan difícil misión.
Con su presencia en el Departamento de Estado, Obama mandó una señal muy clara sobre cuáles serán las directrices básicas de su presidencia: la importancia de la diplomacia como primer instrumento de las relaciones internacionales y la renovación de la imagen de EE UU. "EE UU sabrá convertirse en ejemplo moral para el mundo", señaló. Así definía el presidente el carácter de los nuevos tiempos ante su secretaria de Estado.
Hillary Clinton declaró en su primer día al frente de la diplomacia que se abría "una nueva era" en las relaciones de Estados Unidos con amigos y enemigos. Clinton se hace cargo de una institución que fue maltratada durante los ocho años de Administración Bush, sobre todo en el primer mandato, cuando el Departamento de Estado fue relegado a un segundo plano en la decisión presidencial de invadir Irak. A pesar de los esfuerzos realizados por la anterior secretaria de Estado, Condoleezza Rice, para restaurar el papel de la diplomacia en la vida política de Washington, muchos son los miembros del cuerpo que se quejan de la escasa financiación y atención recibida.
En su discurso, Clinton habló de la importancia de la defensa, la diplomacia y el desarrollo, los tres pilares básicos de la política exterior estadounidense. "Nosotros [el Departamento de Estado] somos responsables de dos de esos tres pilares", declaró. "Dejaremos claro según avancemos que la diplomacia y el desarrollo son esenciales para conseguir a largo plazo los objetivos de EE UU".
La antigua primera dama intentó con sus palabras limar el sentimiento de frustración que dice vivir parte del cuerpo diplomático. "Esto es un equipo y vosotros formáis parte de ese equipo", comentó. "No vamos a tolerar más las divisiones que han paralizado y minado nuestra capacidad para hacer cosas por América". "Haré todo lo posible para dejar claro que una diplomacia fuerte y un desarrollo eficaz son las mejores herramientas a largo plazo para que el futuro de EE UU sea más seguro", agregó.

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